Imagínate el amanecer encendiendo cráteres humeantes tras un madrugón. Ligero de equipaje, pesado de emoción ante un paisaje que no se olvida.
Días 1 y 2
Días 3, 4 y 5
Días 6, 7 y 8
Días 9, 10, 11 y 12
Días 13, 14 y 15
Días 16, 17 y 18
Días 1 y 2
La aventura está a punto de comenzar.
Aunque ya nos habremos visto en videollamadas y compartido nervios e ilusión en el grupo de WhatsApp, este será el momento de vernos cara a cara. En el aeropuerto de Madrid nos daremos esos primeros abrazos que marcan el inicio de un viaje que no olvidaremos nunca.
Pasaremos juntos los controles, acomodaremos las mochilas y, con una sonrisa, despegaremos rumbo a Indonesia, el país que nos regalará volcanes, aldeas rurales, rituales únicos y playas de ensueño.
Comienza la aventura
Después de horas de vuelo y alguna que otra cabezada en el avión, por fin aterrizamos en Jakarta.
El bullicio de la capital nos da la bienvenida, pero no te preocupes: el primer contacto será suave. Nos esperan camas cómodas para descansar, los primeros sabores exóticos que nos harán salivar y una ciudad que late sin descanso, lista para sorprendernos poco a poco.
Y recuerda: esto es solo el principio… lo mejor todavía está por llegar.
Días 3, 4 y 5
Después de aterrizar en Jakarta, toca empezar a movernos en serio. Nos subimos a un vuelo doméstico que, en poco menos de dos horas, nos lleva directos al corazón de Java Este. Puede que lleguemos a Malang o que hagamos escala en Surabaya, pero lo importante es que… ¡ya empieza lo bueno!
En Malang nos espera un primer paseo tranquilo por Kampung Jodipan, un barrio que hace unos años estaba medio abandonado y que hoy es una explosión de colores. Calles pintadas, murales, escaleras arcoíris y niños jugando entre casas que parecen sacadas de un cómic. Es como entrar en otro mundo, y nos servirá para aclimatarnos antes de los grandes retos que vienen después.
Tarde de relax, primeras fotos de impacto y, si nos da tiempo, algún café indonesio para ir entrando en calor. Porque lo que viene a continuación… no es cualquier cosa.
Cascadas y volcanes de Java
¿Listo para empezar fuerte? Pues agárrate, porque aquí es cuando de verdad decimos: “Vale, estamos en Indonesia”.
El primer día nos vamos directos a Tumpak Sewu, una de esas cascadas que cuando la ves piensas: “no puede ser real”. Pero sí, lo es. El agua cae como una cortina infinita desde más de 100 metros y, para llegar hasta abajo, toca sudar un poquito: bajadas empinadas, cuerdas, algún que otro resbalón (tranquilo, todo controlado)… y luego la subida, que pone a prueba las piernas. Pero ya te aviso: cuando estés allí, con el rugido del agua en los oídos y esa niebla refrescando la cara, vas a pensar que todo el esfuerzo ha merecido la pena. Es un lugar que no se olvida jamás.
Y cuando todavía estés con la emoción de la cascada… llega el segundo día y ¡pum! toca amanecer en el Bromo. Suena a tópico, pero créeme: ver cómo el sol empieza a teñir de dorado la caldera mientras el humo sale del cráter es de esas imágenes que se te quedan grabadas para siempre. Nos levantaremos de noche, subiremos en jeep por carreteras imposibles y, bajo un cielo estrellado, esperaremos ese instante mágico en el que el día comienza.
Luego toca bajar al mar de arena y acercarnos al cráter. El suelo tiembla, el aire huele a azufre y entiendes por qué, desde hace siglos, los pueblos tengger lo veneran con rituales y ofrendas. Es como estar dentro de una película, pero más real, más intenso, más tuyo.
En resumen: en solo dos días vas a vivir una de las cascadas más impresionantes del mundo y uno de los amaneceres más espectaculares del planeta. Y eso, amigo, es solo el comienzo de la aventura.
Días 6, 7 y 8
Volcán Batur y un paisaje único
Cambiamos de isla, cambiamos de energía. Después de nuestro vuelo desde Java, aterrizamos en Bali y nos dirigimos hacia Kintamani, en la zona norte.
Allí nos esperan aldeas agrícolas en las laderas del monte Batur, campos de arroz y cultivos que parecen dibujados a mano. Es el momento de respirar hondo, bajar revoluciones y dejar que la naturaleza balinesa nos dé la bienvenida. Y ojo, porque los alojamientos aquí tienen vistas al volcán y al lago que quitan el aliento. Dormir con ese paisaje al otro lado de la ventana… no tiene precio.
El misterio de Trunyan
El siguiente día nos guardamos una de las experiencias más únicas del viaje: el ritual funerario de Trunyan.
Imagina un pequeño barco cruzando el lago al amanecer. En la orilla opuesta se encuentra un pueblo casi detenido en el tiempo, con un cementerio que rompe todas las reglas. Los difuntos no son enterrados ni cremados, descansan al aire libre, bajo un árbol sagrado que, dicen, neutraliza cualquier olor.
Es sobrecogedor, diferente, profundo. Pasearemos por el pueblo, charlaremos con sus habitantes (con ayuda de un guía local que traducirá) y descubriremos una forma de entender la vida y la muerte que probablemente nunca olvidarás.
Sidemen, la vida lenta
Por la tarde, un contraste perfecto: caminata ligera junto al lago, aguas termales burbujeantes para relajar cuerpo y mente… y después rumbo a Sidemen, la Bali secreta.
Aquí todo es calma: arrozales infinitos, templos escondidos, sonrisas sinceras. Dormiremos en eco-lodges o casas locales, rodeados de verde, escuchando los grillos por la noche.
El tercer día en la isla lo dedicamos a vivir el día a día rural de Sidemen. Pasearemos entre arrozales y aldeas, veremos cómo trabajan los campesinos, cómo preparan sus ofrendas y cómo se respira espiritualidad en cada rincón.
Un almuerzo casero en una warung familiar nos dará fuerzas para seguir, antes de poner rumbo a Padangbai, donde dormiremos junto al mar, listos para el salto a Lombok.
Días 9, 10, 11 y 12
Conociendo la cultura Sasak
Cruzamos en ferry y, al llegar, nos recibe Sahman, nuestro guía y casi hermano en la isla.
Primera parada: Sukerara, conocido como el pueblo de las mujeres fuertes. Aquí las niñas aprenden a tejer desde pequeñas y sus telas son auténticas obras de arte. Nos enseñarán cómo lo hacen, pero lo mejor no son los telares, sino sus sonrisas y la forma en que viven el día a día.
Después, tarde libre para empezar a cogerle el ritmo a Lombok: lento, pausado, muy de aquí.
Mercados, cascadas y auténtica vida rural
Ese día toca madrugar, pero créeme: merece la pena. Vamos al mercado al amanecer, ese caos de colores, olores y regateos donde todo el mundo parece hablar más rápido de lo normal.
Después, un ratito de creatividad con un taller de cerámica, seguido de un chapuzón en las cascadas de Benang Stokel y Kelambu: agua helada, selva y un momento de desconexión total. Un auténtico espectáculo de la naturaleza.
Y lo mejor llega al mediodía, nos vamos a la casa de Sahman. Allí cocinaremos junto a su mujer, nos contarán historias de este lugar, veremos sus campos, charlaremos con su familia y comeremos como en casa… pero con ese sabor indonesio que engancha.
Sembalun, el valle que respira calma
A la mañana siguiente nos movemos hasta Sembalun, un valle rodeado de montañas que parece un cuadro.
Aquí todo es tranquilidad: cultivos verdes, aldeas pequeñas y paisajes que te dejan sin palabras.
Es el típico lugar donde te apetece andar despacio, mirar alrededor y pensar: “¿de verdad estoy aquí?”.
La tarde la dejamos libre para pasear, tomar un café local o simplemente sentarte a ver cómo cae el sol sobre el monte Rinjani.
Pergasingan Hill, un amanecer que te marcará
Este día empieza fuerte.
Subimos hasta el Pergasingan Hill para ver salir el sol. El esfuerzo es pequeño, pero la vista… ¡la vista es de las que te cambia el viaje!
Arriba tendrás delante un mosaico de terrazas verdes, aldeas diminutas y, de fondo, el volcán Rinjani saludando con toda su grandeza. Tomaremos un pequeño desayuno contemplando esta increíble postal.
Después bajamos, almorzamos como reyes y dejamos la tarde para lo que
más te apetezca.
Días 13, 14 y 15
Islas Gili. Bienvenidos al paraiso
Llegamos a Gili Air, ese lugar del que has visto mil fotos… pero que cuando estás allí piensas: “Las fotos no le hacen justicia”.
Playas de arena blanca, agua turquesa y barquitos de madera flotando como si el tiempo se hubiera parado.
La idea de este día es simple: caminar descalzos, descubrir rincones de la isla y ver cómo el sol se esconde mientras todo se tiñe de naranja. Descubrirás cómo cambia el ritmo de vida. Es otro rollo.
Corales, tortugas y calma absoluta
Hoy es día de playa, snorkel y disfrute. Imagina nadar entre corales de colores y encontrarte con tortugas que parecen saludarte como viejas amigas.
Después, tiempo para lo que quieras: tumbarte en la arena, dejar que el sonido del mar te arrulle o simplemente perderte por las callejuelas tranquilas de la isla.
Este es tu momento de reset, aquí no hay reloj, solo olas y sonrisas.
Aunque nos cueste, es el último día en estas islas
Para rematar, nos vamos de excursión en barca a las otras islas Gili.
Más snorkel, más vida marina, más paisajes que se quedarán contigo mucho después de volver a casa.
La tarde la reservamos para un último atardecer juntos, con ese aire de “esto se acaba, pero qué viaje nos hemos pegado”.
Un cierre perfecto en el paraíso antes de volver a la capital.
Días 16, 17 y 18
De vuelta a la gran ciudad
Última mañana en Gili Air. Tiempo para ese café mirando al mar, un paseo descalzo por la playa o simplemente dejar que el sonido de las olas sea tu despedida de la isla.
Después toca barco a Lombok y vuelo a Jakarta. Llegaremos de tarde/noche, directos al hotel para descansar… y para empezar a asimilar todo lo que hemos vivido.
Nos despedimos de Indonesia
No nos vamos sin darle un último mordisco a Indonesia.
Hoy recorremos Kota Tua, la ciudad vieja con su aire colonial, y algunos mercados alternativos donde todo late distinto: aromas intensos, colores que marean y gente siempre sonriente.
También habrá tiempo para cafés con encanto y, por supuesto, para sorpresas que no te puedo contar todavía. Solo te digo que será el broche perfecto.
¡Este viaje no termina aquí!
Vuelta a España.
Habrá abrazos, promesas de volver a vernos y, sobre todo, esa sensación de que Indonesia se queda dentro de ti.
Porque sí, los aviones nos llevan de vuelta… pero las experiencias vividas viajan con nosotros para siempre.